Con gratitud y esperanza, votó el Presidente Rafael Correa

Eso fue suficiente motivo para que un centenar de ciudadanos decida acompañarlo, apenas iniciaba la jornada electoral en la escuela San Francisco de Quito.

Eran las 07:45 cuando la caravana presidencial apareció. De inmediato los gritos de “¡Gracias Correa!” se multiplicaron. El Presidente descendió del vehículo; estaba distendido, sonriente, tenía la calma del deber cumplido.

“Solo he hecho lo mejor por mi país”, respondía el Jefe de Estado, a quienes deseaban agradecerle, saludarlo, tomarse quizás la última foto, junto a quien consideran su líder.

Los simpatizantes formaron una calle de honor. Rafel Correa avanzaba y aprovechó para dar unas pocas declaraciones a la prensa internacional.

Tomó a un recién nacido en brazos y lo besó, no es algo nuevo,  es el Gobernante que se ha caracterizado por una cercanía real con los ciudadanos. Ha dormido en sus hogares, ha comido de su alimento, ha compartido sus sueños y conocido sus problemas.

Esa calle de honor era un reflejo de una década al lado de los más humildes. “Este es el cariño por nuestro Presidente”, explica una señora de la tercera edad a su nieta, una niña de ojos verdes que quería al menos tocar al Primer Mandatario.

Llegó el momento. El Presidente depositó su voto y se dirigió a la gente. Estaba agradecido. Dijo que tenía esperanza en el proceso y en su continuidad.

Las fotos no cesan, el Gobernante se retira. Tenía que acompañar a su esposa a votar y más tarde al candidato de Alianza PAIS, Lenín Moreno.

La escuela San Francisco iba quedándose vacía. A todos les quedaba la sensación que había asistido a un pequeño momento de la historia. A la despedida de su Gobernante. CNF/El Ciudadano