El clima del Cambio de Guardia fue caluroso y festivo pese a la amenaza de frío

Apenas inició el Cambio de Guardia, la mayoría de los asistentes a la Plaza Grande dejaron salir esa emoción contenida y la expresaron con aplausos, gritos y vivas al Primer Mandatario quien saludó desde el balcón del Palacio de Gobierno. Todos se habían juntado para festejar por la victoria en las urnas, y el clima no iba a, literalmente, ‘aguar la fiesta’.

Después de ese estridente inicio, todos hicieron silencio y se mostraron reverentes para ver la ceremonia que realizan los Granaderos de Tarqui, quienes deleitan a los asistentes con sus uniformes, las banderas, los tambores, los sables y la elegancia de la marcha en sus caballos, como si se volviera en el tiempo para contemplar a los Granaderos, aquellos militares del siglo XIX.

Con marcialidad y gallardía, los Granaderos  juran lealtad al Presidente de la República y repasan la memoria de los héroes caídos desde la Batalla de Pichincha hasta la victoria del Cenepa.  

En la media hora que dura la ceremonia de Cambio de Guardia, se eleva el civismo con la entonación del himno nacional y el flamear de una bandera gigante en lo más alto del Palacio. Eso es lo que se evidenció en los alumnos de la Escuela Naciones Unidas quienes, a voz en cuello, cantaron el himno y trataron de hacer sentir su voz en medio de los cientos de asistentes a esta ceremonia tradicional que agitaban banderas, globos, etc. 

Después de la formalidad de acto cívico y militar, volvió a la alegría. Esta vez, el grupo de danza de Shell Mera deleitó a los asistentes con sus bailes y trajes típicos. Retornó el ambiente festivo de las primeras horas, pese al calor que terminó por imponerse al frío hasta llegar a los 24 grados. GFS/El Ciudadano

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